18 Feb
2020
Posted in: 1. Real TTT
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#Empleado ¿Puedo Criticar A Mi Empresa En Las Redes Sociales?

¿Puedo Criticar A Mi Empresa En Las Redes Sociales? post de @JgAmago en @thetopictrendLas redes sociales se han convertido en la principal herramienta de comunicación e información de, por y para la ciudadanía. Cualquier usuario de un smartphone tiene al alcance de su mano un dispositivo para conectarle a la realidad (o irrealidad, según se mire), del mundo en el que vivimos. No hay distancias. Tan solo el click que abre la app con la que deseemos en ese momento abrirnos al conocimiento e información/desinformación. Las empresas y organizaciones han encontrado un canal muy potente para compartir su misión, sus valores, sus objetivos, sus resultados. Para desplegar de forma eficiente, y en muchos casos a coste cero, mensajes de valor con los que afianzar sus productos, sus servicios, y sus personas.

El TALENTO de las personas que forman parte de una organización, es la pieza clave para la sostenibilidad de la misma. A pesar de que en algunas empresas aún no han entendido que estamos en la era en la que el empleado/a debe ser el centro de la compañía, el valor de las personas que configuran el capital humano de la misma es proporcional a la reputación que la marca desarrolle o tenga ante el resto de la sociedad. A empleado/a contento/a, satisfecho/a, feliz… ¡Mayor reputación para la empresa! Damos la bienvenida al influyee (que otros expertos denominan como emfluencers), y que en el blog HRTRENDS de Infoempleo definen muy bien: «… no se trata de que la voz oficial de la empresa salga hablando de sus magnífica oferta, sino de que alguien lo cuente por ellos de manera desinteresada. El influyee va a promocionar una actitud positiva entre la plantilla que favorezca una transmisión positiva de la empresa y sus productos o servicios. Para ello empleará las herramientas del marketing».

Encontrar estos influyees es toda una aventura. Deben converger factores como la empatía con la misión y valores de la organización, un clima laboral favorable, conocer las herramientas de comunicación interna y externa, o disponibilidad y disposición para dedicarle un poco de tiempo (in y out company). Guillem Recolons los define como «… un profesional conocedor profundo del producto o servicio. Es el experto técnico, un perfil que incluye a I+D, marketing, ventas, producción… y que conoce más que nadie las ventajas de uso del producto o servicio. Son influencers cualitativos y expertos, sus comunidades son pequeñas, pero su capacidad de multiplicar el alcance e “engagement” de la comunicación corporativa es proporcionalmente el más alto. Son las enfermeras y médicos del hospital, son los ingenieros y los mecánicos de un modelo de automóvil, es el diseñador y el guía de una ruta turística, es el arquitecto y también el vendedor especializado inmobiliario. Unos por su conocimiento técnico, otros por su conocimiento de las motivaciones y necesidades de sus clientes». Pero hay que ir más allá. No podemos olvidarnos del cliente interno que, en muchas ocasiones, se siente olvidado por las organizaciones y que necesita de la información necesaria para poder ejercer con criterio y lógica como embajador de marca y como transmisor y conector de las experiencias como empleado. De estos, muchas veces las empresas, se olvidan. Muy interesante la figura de los «linkers», término acuñado por la empresa de tecnología Vector ITC y que se define como la «figura de referencia para los empleados, a la que pueden acudir para conocer qué iniciativas se están lanzando en la empresa, para el onboarding inicial cuando hay una nueva incorporación y es necesaria una figura de guía, para solicitar ayuda en el día a día, en caso de dudas o sugerencias y para saber cuáles son los cauces adecuados para canalizar sus inquietudes dentro de la organización».

Ahora bien, ¿qué ocurre con los empleados disconformes, disgustados, molestos o «haters» con la organización? ¿Pueden permitirse el lujo de criticar en las redes sociales a su empresa? Pues con la ley en la mano, parece ser que sí. Con matices. El artículo 20 de la Constitución española recoge el derecho a la libertad de expresión, pero ¡ojo!: permite la crítica, pero no las injurias: “Se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”. Por lo tanto, cualquier expresión relacionada con la crítica y malestar sobre cuestiones laborales, así como sobre el funcionamiento de la compañía, se encuentran avaladas. Ahora bien, el Estatuto de los Trabajadores y los diferentes convenios colectivos «…contemplan procedimientos sancionadores en el caso de que haya faltas por parte del trabajador, que serán siempre revisables ante la jurisdicción social. Por ejemplo, en el caso de las críticas a la empresa los trabajadores deberán tener en cuenta el deterioro de la imagen de la empresa, especialmente en el caso de opiniones peyorativas o falsedades». Lo óptimo y más recomendable que deben hacer las organizaciones, y así poner la tirita antes de que se abra la herida, es implementar códigos éticos de conducta que contemplen este tipo de actitudes, y que todo empleado/a lo firme como una parte más de su contrato laboral.

Muchas de estas situaciones se evitarían si la empresa abriera canales de comunicación interna transparentes y solventes, con respuesta y atención por parte de las áreas o departamentos correspondientes. Es fundamental escuchar al talento interno, atendiendo sus preguntas, solicitudes o requerimientos, y con inteligencia para separar «el grano de la paja«. Pero cuidado, no nos olvidemos que una paja en el ojo puede ser muy molesta, y hasta provocar heridas. En mi modesta opinión, el enemigo número uno de las organizaciones es la falta de comunicación interna que traslade a los trabajadores/as información de valor, evitando así la desinformación, la rumorología y la toxicidad de agentes internos y externos que dinamiten la confianza del empleado/a en la marca.

Las redes sociales son una herramienta más. Y un trabajador molesto (habrá que valorar cuál es el motivo de su enfado), puede ser un arma de destrucción para la reputación de una marca que no sabe, ha sabido o sepa, escuchar a influyees o haters. Personas de carne y hueso que buscan una vía de escape para expresar -con mayor o menor ruido-,  su sentimiento de pertenencia a la misión y valores de una organización. ¿Lo podemos evitar? ¿Les escuchamos?

Y tú, que opinas: ¿Hablarías mal de tu empresa en las redes sociales, asumiendo el riesgo de un posible despido?

JgAmago

Imágenes: Glen Carrie y Elijah O’Donnell vía Unsplash / CANVA

Fuentes: ObservatorioRH / RRHH Digital / Infoempleo / Blog de Guillem Recolons

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Talent Media Manager. Profesional de los RR.HH 4.0 en @EAE_ Escribo en @thetopictrend #tTT #SinBarrerasSinArmarios, mi libro publicado por la Ed. LoQueNoExiste.
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