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2019
#GeneraciónMute WhatsApp La Pesadilla De La Mensajería Instantánea
Aún recuerdo cuando me hablaron por primera vez de WhatsApp. Por aquellos tiempo utilizaba otros medios más «básicos» para comunicarme con las personas de mi lista de contactos como el eMail o a través de los chats de los grupos de la red de Zuckenberg. Nos remontamos al año 2009, cuando el icono verde se implementó en nuestros móviles, tablets y PC para hacernos… ¡¿la vida más fácil?! Para estar mejor comunicados e informados. Para conectar con personas cercanas, o de las que hacía tiempo que no recordábamos.
En el 2014 Facebook compra WhatsApp y los números crecen exponencialmente: más de 1.500 millones de personas, (un 20% de la población mundial), y siete de cada diez habitantes en España -32 millones- utilizan esta aplicación. Alrededor de 1.000 millones de personas lo hacen diariamente. Entre ellos, muchos adolescentes, como nos cuentan en este post del Huffington Post.
Según el informe de la Fundación Telefónica «Sociedad Digital en España 2018» el WhatsApp es el método de comunicación preferido por el 96,8% de los jóvenes de entre 14 y 24 años. Una generación que ya se la conoce como la Generation Mute (Generación Muda), prefiriendo comunicarse a través del móvil al cara a cara.
Informe Sociedad Digital en España de Fundación Telefónica.
El problema que apunta es real. Su gravedad ha llevado a analizarlo a la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) desde la perspectiva de la juventud. En su informe Las TIC y sus influencias en la socialización de adolescentes entra en detalle sobre los hábitos comunicativos de una amplia muestra de adolescentes de 14 a 16 años. Bajo el epígrafe “miro el móvil constantemente”, contó con la aceptación de un 72,6% de los adolescentes encuestados.
Informe las TIC y su Influencia en la socialización de adolescentes de la FAD.
Cada vez más los niños y niñas comienzan a engancharse antes al móvil. Se convierte en su herramienta preferida de juego, de comunicación, de conexión, de aprendizaje (bueno o malo), de experiencias y de exploración. WhatsApp ya forma parte de la vida cotidiana de tod@s. Sin excepción. Las madres y padres abren grupo para estar al tanto de lo que pasa en el colegio, en la clase de judo, en el viaje a la granja escuela, en el campamento de verano. Los grupos de amigos abrimos grupos para todo: regalo de fulanito, despedida de fulanita, excursiones varias, actividades de ocio (ir al cine o al teatro), organizar cenas, encuentros, viajes… TODO se gestiona a través de WhatsApp. Incluso en mi caso utilicé las listas de difusión de WhatsApp y los formularios de Google para organizar toda la logística y preparativos de mi boda con los 81 invitados que asistieron. ¡¡Y fue un éxito!!
Pero el problema es cuando se hace un mal uso de la herramienta en sí, y el WhatsApp se convierte en una tortura, en una pesadilla que genera angustia, hartazgo, desencuentros, rupturas, enfados, bloqueos, insultos y desenlaces desagradables que no deberían de suceder. Por ejemplo, a nivel escolar, los niños/as abren sus grupos de WhatsApp y en ellos se generan infames casos de bullying. O en los grupos familiares auténticas crisis por temas políticos o religiosos. O en los grupos profesionales porque algun@s no distinguen entre el trabajo y el ocio, mandando memes constantemente. Es cuando la información se convierte en desinformación, y lo mejor es mutearlos, o salir. ¿Que levante la mano el lector de este post que no recibió en los grupos de su WhatsApp este meme?
Meme de WhatsApp
Estoy cansado de WhatsApp. Pero no por la app en sí, si no por el pésimo uso que hacemos de él. ¡Es una pesadilla! Y es entoces cuando deseas volver a los principios de la comunicación social en los que democratizábamos el uso de la información a nuestro libre albedrío. Porque… ¡A ver quién es el guap@ que abandona el grupo de «Familia» cuando en ese grupo son todos fotos de niños/as haciendo caquita, babeando, yendo al colegio, en las extraescolares y cientos cosas innecesarias, en las que se mezclan memes absurdos y soeces por doquier. No es mi caso (líbreme San WhatsApp de esa tortura), pero me consta por otras personas.
«La sociedad digital reclama un marco ético»…, Apuntan en varios diarios. ¿Es necesario abrir un decálogo, un marco ético cuando se abra un grupo en cualquier aplicación de mensajería movil? ¡Pues no estaría mal. Y colgarlo en el «estado» del perfil, para expulsar o banear al usuario que se excede en el uso del mismo. Seguro que a más de un@ le aflige no estar en un grupo en el que debería estar… Si bien otros -a veces- preferimos sumarnos a aquella frase de Groucho Marx que decía:
Nunca pertenecería a un club que admitiera como miembro a alguien como yo
Imágenes: Informe Sociedad Digital en España de Fundación Telefónica / Informe las TIC y su Influencia en la socialización de adolescentes de la FAD / Canva
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